sábado, 22 de marzo de 2008

Conexión a la Realidad.

Muchas veces hemos escuchado aquella critica que nos dice que somos incapaces de vivir la realidad. ¿pero de que realidad nos hablan?.

Todos vivimos la realidad. claro!!. nuestra realidad y que nos objeten que estamos fuera de ella, parece ciertamente absurdo.

Pobres, ricos, enfermos, sanos, pokemones, punkies, niños, adultos, todos y cada uno de ellos viven su propia realidad, su propia concepción del mundo, no es algo que podamos objetivizar.

En consecuencia hablar de la existencia de una realidad que englobe a las demás, es ilusorio y no es más que el llamado de una de ellas a prestarle atención, pero la sensibilidad a la realidad, no debe ir en una sola dirección, sino más bien debe ser reciproca.
Asi es como podemos fomentar realmente el entendimiento.

Donovan Frankenreiter- It dont´t matter

jueves, 20 de marzo de 2008

América no extiste-Peter Bichsel. parte III

Entonces se levantó el navegante de la barba y dijo:
—Bien, Colombino; yo, Américo Vespucio, iré a buscar esa tierra. Dime dónde está.
—Id por el mar y continuad siempre de­recho hasta dar con la tierra, sin desesperar jamás —dijo Colombino con un terrible mie­do, pues era un mentiroso y sabía que no existía esa tierra, y ya no pudo dormir más.
Pero Américo Vespucio partió en su busca.
Nadie sabe adonde se dirigió.
Tal vez también él se escondió en el bosque.
Al cabo, sonaron las fanfarrias y Américo regresó.
Colombino se puso colorado y no se atrevió a mirar al gran navegante. Vespucio se pre­sentó ante el rey, guiñó un ojo a Colombino y habló claramente y en voz alta, para que todos pudieran oírlo:
—Majestad —dijo—. Majestad, esa tierra existe.
Colombino se puso tan contento de que Vespucio no le hubiera traicionado, que corrió hacia él, lo abrazó y gritó:
—i Américo, mi querido Américo!
Y la gente creyó que ése era el nombre de la tierra, y llamaron América a la tierra que no existe.
—Ya eres un hombre —le dijo el rey a Colombino—; de ahora en adelante, te lla­maremos Colón.
Y Colón fue célebre, y todos le miraban con admiración y susurraban:
—Ése ha descubierto América.
Y todos creyeron que América existía. El único que no estaba seguro era Colón, que toda su vida lo dudó y nunca se atrevió a preguntar al navegante cuál era la verdad.
Pronto fueron otros a América, y poco des-pues otros muchos; y los que regresaban de­claraban:
—¡América existe!
Yo —dijo el hombre que me contó la historia— no he estado jamás en América. No sé si América existe. Tal vez la gente se comporta así para no decepcionar a Colom­bino. Y cuando dos personas hablan de ese lugar, todavía hoy se guiñan el ojo y casi nunca dicen América, sino algo indefinido como «Estados» o «al otro lado», o algo así.
Tal vez a quienes quieren ir a América por avión o por mar se les cuenta la historia de Colombino y después se esconden en algún lugar y regresan más tarde y cuentan cosas de vaqueros y de rascacielos, de cataratas del Niágara y del Mississippi, de Nueva York y de San Francisco.
Todos cuentan áujifemo, y siempre cosas que ya sabían antes del viaje; y eso es muy sospechoso.
Pero la gente sigue discutiendo sobre quién era verdaderamente Colón.
Yo lo sé.

Los Prisioneros-Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos.

América no existe-Peter Bichsel. parte II

y no encontraron a nadie, y el rey se puso furioso, y Juanito reía.
Por fin, los servidores dieron con un mu­chacho y lo llevaron a rastras a presencia del rey. Era un muchacho pequeño, pálido y tí­mido, y el rey señaló hacia el cadalso y le ordenó que mirara.
El muchacho miró el cadalso, sonrió, dio unas palmadas, se sorprendió y dijo:
—Debéis de ser un buen rey, pues habéis construido una banqueta para las palomas. Ved, ya hay dos sobre ella.
—Eres un imbécil —dijo el rey—. ¿Cómo te llamas?
—Soy un imbécil, mi señor, y me llamo Colón, pero mi madre me llama Colombino.
—¡Imbécil! —dijo el rey—. Aquí va a colgarse a alguien.
—¿Y cómo se llama? —preguntó Colom­bino, y cuando oyó el nombre, añadió—: Así que se llama Juanito. Es un bello nombre. ¿Cómo se puede colgar a alguien con un nombre tan bonito?
—Tiene una risa horrenda —dijo el rey, y ordenó a Juanito que riera, y Juanito rió dos veces más horrendamente que el día anterior.
Colombino se sorprendió y preguntó:
—¿Encontráis eso horrendo, mi señor? —el rey se asombró y no pudo responder, y Colombino prosiguió—: No es que me guste su risa, pero las palomas siguen posadas sobre el cadalso. No las ha espantado; para ellas, su risa no es horrenda. Y las palomas tienen el oído fino. Hay que dejar libre a Juanito. El rey reflexionó y, al cabo, dijo: —Juanito, vete al diablo.
Y por primera vez, Juanito dijo una palabra. Le dijo a Colombino: «Gracias». Y su boca dibujó una hermosa sonrisa, y se alejó. El rey se quedó sin bufón. —Acompáñame —le ordenó a Colombino. Y todos creyeron —sirvientes y doncellas y duques— que Colombino era el nuevo bufón de la corte.Pero a Colombino no le divertía aquello. Estaba siempre asombrado, raramente decía alguna palabra y no reía, sólo sonreía. Así no hacía reír a nadie.
—No es un bufón, es un imbécil —decía la gente. Y Colombino decía:
—No soy un bufón, soy un imbécil. Y la gente se burlaba de él. Si el rey se hubiese enterado, se habría puesto furioso, pero Colombino no le dijo nada, pues no le importaba que se burlaran de él.
En la corte había hombres fuertes y hom­bres inteligentes, el rey era un rey, las mu­jeres eran hermosas y los hombres valerosos, el cura piadoso y la cocinera diligente; pero Colombino... Colombino no era nada.
Si alguien le decía: «Ven, Colombino, coa­bate conmigo», Colombino respondía:
—Soy más débil que tú. Si alguien le decía: «¿Cuánto es dos por siete?», respondía Colombino:
—Soy más tonto que tú. Si alguien le decía: «¿Te atreves a tirarte al arroyo?», Colombino respondía:—No, no me atrevo.
Y cuando el rey le preguntó: «Colombino, ¿qué quieres ser?», Colombino respondió:
—No quiero ser nada; ya soy algo: soy Colombino.
El rey dijo:—Pero tienes que ser algo. -,Y Colombino preguntó: —¿Y qué se puede ser? -Entonces explicó el rey:
—Aquel hombre con barba y de rostro moreno y curtido es navegante. Quiso ser navegante y navegante es, y surca los mares y descubre tierras para su rey.
—Si lo deseáis, majestad —dijo Colom­bino—, seré navegante. Y toda la corte rompió a reír.
Y Colombino se marchó corriendo, se alejó del salón y gritó:
—¡Descubriré una tierra, descubriré una tierra!
La gente se miraba y meneaba la cabeza, y Colombino salió corriendo de palacio, atra­vesó la ciudad y llegó hasta el campo y gri­tó a los campesinos que allí estaban y le mi­raban:
—¡Descubriré una tierra, descubriré una tierra!Y llegó al bosque, y estuvo escondido entre los arbustos durante semanas, y durante se- manas nadie oyó nada de Colombino, y el rey se entristeció y se reprochó su desaparición, y los cortesanos se avergonzaron de haberse burlado de Colombino.
De modo que todos se alegraron cuando, semanas después, la guardia de la torre hizo sonar las fanfarrias y Colombino se acercó por los campos, cruzó la ciudad, atravesó la puer­ta, se presentó ante el rey y dijo:
—¡Majestad, Colombino ha descubierto una tierra!
Y como los cortesanos ya no querían reírse de Colombino, pusieron caras serias y pre­guntaron:
—¿Y cómo se llama esa tierra, y dónde está?—Todavía no tiene nombre porque acabode descubrirla; está muy lejos, mar adentro—informó Colombino.

América no existe- Peter Bichsel. parte I


TENGO la historia de un hombre que cuenta historias. Le he dicho repetidas veces que no creo su historia.
—Miente usted —le dije una vez-—, dice usted trolas, fantasías, embustes.
Eso no le impresionó. Siguió contando su historia con calma, y cuando le grité: «¡Men¬tiroso, trolero, fantaseador, embustero!», me miró prolongadamente, meneó la cabeza, son¬rió con tristeza y dijo, con una suavidad que casi hizo que me avergonzara:
—América no existe.
Para consolarle, le prometí escribir su historia.
Comienza hace quinientos años en la corte de un rey, el rey de España. Un palacio, seda y terciopelo, barbas, coronas, velas, servidores y doncellas; cortesanos que al rayar el alba se ensartaban mutuamente las barrigas con sus espadas y que la tarde anterior se habían arrojado el guante a los pies. En las torres, los guardias tocaban fanfarrias. Y mensajeros que saltaban de los caballos, y mensajeros que montaban a caballo, amigos del rey y falsos amigos, mujeres bellas y peligrosas, y
vino, y gente por todo el palacio que no sabía más que pagar todo eso.
Pero ni siquiera el rey sabía hacer otra cosa que vivir así, y como quiera que se viva, ya sea en el desenfreno o en la pobreza, ya sea en Madrid, en Barcelona o en cualquier otro lugar, al final todo se hace cotidiano y aburrido. Y así, quien vive en otro lugar se imagina que Barcelona es bonita, y quien vive en Barcelona quisiera viajar a otro lugar.
Los pobres se imaginan que es bonito vivir como el rey y se quejan de que el rey piense que lo propio de los pobres es ser pobres.
Por la mañana, el rey se levanta; por la noche, el rey se acuesta, y durante el día se aburre con sus preocupaciones, con sus servidores, con su oro, plata, terciopelo y seda;se aburre con sus velas. Su cama es pomposa,pero en ella no cabe hacer otra cosa más que dormir. Por la mañana, los servidores le hacen profundas reverencias, igual de profundas cada mañana; el rey está habituado a ello y ni siquiera mira. Alguien le da el tenedor, alguien le da el cuchillo, alguien le acerca la silla, y los que hablan con él le dicen majestad y muchas otras palabras bonitas, pero nada más.Jamás le dice alguien: «Estúpido, mente¬cato», y todo lo que hoy le dicen ya se lo han dicho ayer.Tal es la situación.Y por eso, los reyes tienen bufones.
Éstos pueden hacer lo que quieran y decir lo que quieran a fin de provocar la risa del rey, y cuando ya no pueden hacerle reír, el rey los liquida o algo parecido.
Así, este rey una vez tuvo un bufón que alteraba las palabras. El rey encontraba eso divertido. El bufón decía tajesmad en vez de majestad, decía lapacio en vez de pala¬cio y dueños bías en vez de buenos días.A mí me parece estúpido, pero al rey le divertía. Durante medio año, hasta el 7 de julio, lo encontró divertido, pero el día 8 se levantó, vino el bufón, dijo: «Dueños bías, tajesmad», y el rey dijo:
—¡Colgadme al bufón por el cuello! Otro bufón, pequeño y regordete, que se llamaba Pepe, llegó a gustarle al rey durante cuatro días, pues le hacía reír cuando unta¬ba de miel las sillas de damas y caballeros, de príncipes, duques, hidalgos y señores. El cuarto día untó de miel la silla del rey, el rey dejó de reírse y el bufón Pepe dejó de existir.Y ahora el rey había comprado el bufón más espantoso del mundo. Era horroroso, a la vez gordo y delgado, alto y bajo a la vez, y su pierna izquierda la tenía en forma de 0. Nadie sabía si podía hablar y callaba intencio­nadamente o si es que era mudo. Su mirada era malvada; su rostro, malhumorado; lo úni­co bonito de él era el nombre: se llamaba Juanito. Pero lo más espantoso era su risa. Comenzaba débil y vitrea, muy abajo en el vientre, subía cloqueando, avanzando lenta­mente como en un regüeldo, ponía roja la cara de Juanito hasta casi asfixiarle y por fin reventaba, estallaba, retumbaba, gritaba. Y en­tonces él pateaba y bailaba y reía. Sólo el rey gozaba con aquello, pues los demás se ponían pálidos, temblaban y tenían miedo. Y cuando en torno a palacio la gente oía la risa, cerra­ban puertas y ventanas, también las tiendas, acostaban a los niños y se tapaban con cera las orejas.
La risa de Juanita era te más Korrítiie que Dijera lo que dijera el rey, Juanito reía. El rey decía cosas de las que nadie podía reírse, pero Juanito se reía. Y un día dijo el rey:
—-Juanito, voy a colgarte.Y Juanito rió, bramó y rió como nunca.
Entonces, el rey decidió que Juanito fuera colgado al día siguiente. Hizo levantar un ca­dalso. Su decisión iba en serio: quería oír reír a Juanito ante el cadalso.
Entonces, ordenó que todo el mundo asis­tiera al horrible espectáculo. Pero la gente se escondió y echó el cerrojo a las puertas, y por la mañana el rey se encontró solo con el verdugo, con la servidumbre y con Juanito, que reía. Y gritó a sus servidores:—¡Traedme a la gente!
Los servidores buscaron por toda la ciudad.

lunes, 17 de marzo de 2008

Piso Compartido

La comunidad económica Europea fue creada por el tratado de Roma en 1957, su función principal fue fomentar el desarrollo económico de los países miembros, elevando el nivel de vida de las personas y haciendo más prósperos a los pueblos que la integran.
En 1992 el tratado de Maastricht, modifica y amplía el tratado que crea a la comunidad económica europea, la que pasa a denominarse Comunidad Europea, por comprender materias extraeconómicas como por ejemplo:

- Establece la ciudadanía Europea
- El reforzamiento de la cohesión social
- La protección al consumidor
- La protección del medio ambiente
- La protección a la salud. Etc.

La gestación de los tratados recién mencionados, y los que posteriormente se han ido suscribiendo en la senda del fortalecimiento de las relaciones regionales, se logran en base al entendimiento y la comprensión.

La película piso compartido, justamente es un reflejo del proceso Europeo y del entendimiento de culturas tan disimiles, que pese a sus diferencias, son capaces de relacionarse armoniosamente, en pos de un futuro mejor.

El protagonista es Xavier un Francés de 24 años que se inscribe en un programa de intercambios, para terminar sus estudios de economía en Barcelona. Él es un tipo conservador e inseguro respecto a sus objetivos en la vida.

En Barcelona Xavier empieza a encontrarse con los típicos problemas que conlleva el adaptarse a una cultura diferente; idioma, costumbres etc., a estos se le sumara la falta de un lugar donde vivir y es precisamente en esta búsqueda donde encontrara un sitio que cambiara su vida diametralmente.

El departamento donde es recibido, viven estudiantes de diferentes nacionalidades; un Alemán, un Danés, un Italiano, una Inglesa, una Española y una Belga, es en este ambiente de caos, de diferencias idiomáticas y de formas de ser, donde se desenvuelve la historia.

En conclusión piso compartido o el albergue Español, es una película imperdible que nos habla de cómo una persona va destruyendo sus prejuicios, logrando en su travesía entender a la vida y a sí mismo, es en definitiva un viaje en todo el sentido de la palabra, que demuestra el valor intrínseco que tiene la unión de los países y de las personas en general.

viernes, 7 de marzo de 2008

El acto Integrador.


La poesía es un medio de expresión oral y escrito, caracterizado por la búsqueda de la belleza, el ensalzamiento de los sentimientos y el descubrimiento de nuevas realidades.


Alejandro Jodoroswki sostiene que la poesía, es también un acto.
El acto poético, como él lo denomina, para ser tal, debe ser bello, estético, cuestionador de los postulados mediocres de la vida moderna y por sobre todas las cosas deber ser positivo, yendo en el sentido de la construcción y no de la destrucción.


Un ejemplo de un acto poético, es el que nos comenta este mismo autor en su libro psicomagia. Él y su amigo Enrique Lihn se acostaban enfrente a un banco comercial, sucios y mal vestidos, para dar la impresión a la gente, que una crisis económica puede venir en cualquier momento.


El ejemplo anterior nos demuestra, que hay ciertos actos conscientes o inconscientes del ser humano, que generan cosas positivas en la vida de las demás personas, siendo capaces de cambiar la realidad que se representa cada individuo, y esto para Jodoroswki simplemente es poesía.


Hoy en día en el mundo y la sociedad, vemos mucho aislamiento, discriminación, incomprensión, racismo e intolerancia, por lo tanto los actos que favorecen a la integración de los seres humanos, no pueden sino que ser poéticos.
- Es poesía un tratado de libre comercio.
- Es poesía el otorgamiento de visas de trabajo a los extranjeros.
- Es poesía ir a la universidad y darse el tiempo de conocer gente de distintos credos, pensamientos políticos, lugares del país y del mundo.
- Es poesía conocer una realidad distinta a la propia y aprender de ella.
- Es poesía vivir en otra cultura y entender desde dentro su idioma, religión y forma de organizarse y tratarse.
- Es poesía hacer participes del mundo a aquellos que se siente fuera de él, ya sea por una incapacidad física o falta de educación.
- Es poesía descubrir que no hay un solo mundo, sino varios y que vale la pena conocer los máximos posibles.
- Es poesía buscar la diferencia y aprender de ella.
- Es poesía realizar servicios a los demás sin buscar un beneficio económico, sino por el solo placer de realizar una actividad que nos gusta y que significa un bien a los demás.
- Es poesía la austeridad y el desarrollo equilibrado.
- Es poesía ser hospitalario con un turista o una persona que lo necesite.
- Es poesía educar al de al lado y que este a su vez te eduque a ti.
- Es poesía conocer al de al lado, sin importar ninguna consideración.